Belleza es poder Helena Rubinstein Desde nuestra más tierna infancia, sabemos que las niñas bonitas y graciosas ocupan el centro de atención y se llevan todas las miradas. La vivencias de la adolescencia refuerzan esa sensación: las chicas lindas parecen ser las únicas estrellas en el jodido universo y todo parece girar a su alrededor. Los chicos no sólo las miran con deseante atención: también las observan cuando conversan entre ellas y lo que escuchan confirma sus presunciones: a ellas les importa mucho verse lindas, ellas admiran, imitan o envidian a las más lindas. No hace falta explicar que apenas tengan la oportunidad, ellos siempre van a ir primero tras las odiosas lindas, que van a recibir de parte de ellos toda clase de halagos y atenciones sin hacer otro mérito que exhibirse. Pareciera que la belleza femenina es el bien más deseado, el poder que condiciona todo lo demás salvo al factor dinero que tampoco es una variable a tener en cuenta porque...